1. El inmovilizado técnico: concepto y clases
Una empresa puede tener en plantilla a 1.000 trabajadores o a 20, operar en el sector pesquero o juguetero, vender sus productos en los mercados europeo y americano o prestar sus servicios sólo en Madrid. En cualquier caso, al fabricar sus productos o prestar los servicios a los que se dedica, ha de realizar ciertas operaciones que componen su proceso productivo. Para ello, necesita disponer de ciertos medios, una parte de éstos constituye el inmovilizado técnico.
Bajo esta denominación se comprenden aquellos bienes que intervienen en el proceso productivo, pero no sólo en un ejercicio económico, sino en varios; por eso se dice que revisten un carácter permanente y sólo a este hecho obedece el nombre de inmovilizado y, en absoluto, a su incapacidad de movimiento físico. Por ejemplo, en una empresa que fabrica electrodomésticos formarán parte de su inmovilizado técnico los procedimientos de fabricación que imperen durante varios ejercicios, máquinas, equipos electrónicos y programas informáticos para el control de calidad, etc.
Los bienes que integran el inmovilizado técnico de una unidad empresarial, normalmente, son necesarios para el desarrollo de su actividad productiva. Su baja supondría sustituirlos por otros que desempeñarán funciones análogas. Por ello, mientras sean eficaces y rentables, lo más probable es que no se vendan.
Dentro del inmovilizado técnico cabe distinguir dos grandes bloques: el inmovilizado material y el inmovilizado inmaterial. El primero reúne elementos tangibles, mientras que en el segundo se incluyen elementos inmateriales susceptibles de valoración económica como patentes, concesiones, marcas, etc.