Precio de adquisición o valor razonable: ¿cómo valorar los activos de tu empresa?
Con carácter general, todos los elementos patrimoniales deben valorarse en el momento inicial por su precio de adquisición o coste de producción. Este será su valor contable, que se reflejará en el balance, aunque determinados activos están sujetos a depreciación por deterioro y amortización, de forma que su valor contable se puede ver reducido.
Sin embargo, el precio de adquisiciónen ocasiones se materializa expresamente en la normativa contablecomo el valor razonable del elemento patrimonial adquirido y, en su caso, de la contrapartida entregada a cambio, lógica consecuencia del principio de equivalencia económica que debe regir en todo intercambio comercial, en cuya virtud, el valor de los bienes o servicios entregados y el de los pasivos asumidos debe ser coincidente con el importe de la contraprestación recibida.
El valor razonable se utiliza, no sólo para contabilizar determinadas correcciones valorativas, sino también para registrar los ajustes de valor por encima del precio de adquisición en algunos elementos patrimoniales, tales como ciertos instrumentos financieros y otros elementos a los que se apliquen las reglas de la contabilidad de coberturas.
¿Cuál es el valor contable de un activo?
El valor contable de un activo, también conocido como valor en libros o valor contable neto, representa el valor por el que un activo esta registrado en la contabilidad de la empresa. La correcta valoración de los activos de una empresa es fundamental para que el balance de la empresa represente la imagen fiel de la sociedad.
El valor contable inicial de los bienes comprendidos en el inmovilizado material, será su precio de adquisición o el coste de producción.
Los impuestos indirectos que gravan los elementos del inmovilizado material sólo se incluirán en el precio de adquisición o coste de producción cuando no sean recuperables directamente de la Hacienda Pública.
También, formará parte del valor del inmovilizado material, la estimación inicial del valor actual de las obligaciones asumidas derivadas del desmantelamiento o retiro y otras asociadas al citado activo, tales como los costes de rehabilitación del lugar sobre el que se asienta, siempre que estas obligaciones den lugar al registro de provisiones.
En los inmovilizados que necesiten un periodo de tiempo superior a un año para estar en condiciones de uso, se incluirán en el precio de adquisición o coste de producción los gastos financieros que se hayan devengado antes de la puesta en condiciones de funcionamiento del inmovilizado material.
Correcciones en la valoración de los activos: amortizaciones y provisiones
Con posterioridad a la valoración contable inicial de un activo, hay que tener en cuenta que, salvo los terrenos, estos suelen perder valor. Por lo tanto, los elementos del inmovilizado material se valorarán por su precio de adquisición o coste de producción menos la amortización acumulada y, en su caso, el importe acumulado de las correcciones valorativas por deterioro reconocidas.
- Amortizaciones: Se determinarán de manera sistemática y racional en función de la vida útil de los bienes y de su valor residual, atendiendo a la depreciación que normalmente sufran por su funcionamiento, uso y disfrute, sin perjuicio de considerar también la obsolescencia técnica o comercial que pudiera afectarlos.Se amortizará de forma independiente cada parte de un elemento del inmovilizado material que tenga un coste significativo en relación con el coste total del elemento y una vida útil distinta del resto del elemento.
- Deterioros: Se producirá una pérdida por deterioro del valor de un elemento del inmovilizado material cuando su valor contable supere a su importe recuperable, entendido éste como el mayor importe entre su valor razonable menos los costes de venta y su valor en uso. Los cálculos del deterioro de los elementos del inmovilizado material se efectuarán elemento a elemento de forma individualizada.
¿Cuál es el valor razonable de un activo?
El valor razonable se refiere al valor en un momento determinado de un activo o pasivo en el mercado actual, es decir, el precio que un tercero estaría dispuesto a pagar o recibir en una transacción en condiciones de mercado.
- El costo histórico es el precio que se pagó por un activo cuando se adquirió.
- El valor razonable es el precio que se pagaría por un activo en una transacción libre y voluntaria entre partes interesadas.
No tendrá en ningún caso el carácter de valor razonable el que sea resultado de una transacción forzada, urgente o como consecuencia de una situación de liquidación involuntaria.
El valor razonable se estima para una determinada fecha y, puesto que las condiciones de mercado pueden variar con el tiempo, ese valor puede ser inadecuado para otra fecha.
Para estimar el valor razonable, la empresa deberá tener en cuenta las condiciones del activo que los participantes en el mercado tendrían en cuenta a la hora de fijar el precio del activo en la fecha de valoración, tales como:
- El estado de conservación.
- La ubicación en la que se encuentra el activo.
- Las restricciones, si las hubiere, sobre la venta o el uso del activo.
La estimación del valor razonable de un activo no financiero tendrá en consideración la capacidad de un participante en el mercado para que el activo genere beneficios económicos en su máximo y mejor uso o, alternativamente, mediante su venta a otro participante en el mercado que emplearía el activo en su máximo y mejor uso.
En la estimación del valor razonable se asumirá como hipótesis que la transacción para vender el activo o transferir el pasivo se lleva a cabo:
- Entre partes interesadas y debidamente informadas, en una transacción en condiciones de independencia mutua.
- En el mercado principal del activo o pasivo, entendiendo como tal el mercado con el mayor volumen y nivel de actividad.
- En ausencia de un mercado principal, en el mercado más ventajoso al que tenga acceso la empresa, entendido como aquel que maximiza el importe que se recibiría por la venta del activo, después de tener en cuenta los costes de transacción y los gastos de transporte.
Con carácter general, el valor razonable se calculará por referencia a un valor fiable de mercado. En este sentido, el precio cotizado en un mercado activo será la mejor referencia del valor razonable, entendiéndose por mercado activo aquél en el que se den las siguientes condiciones:
- Los bienes o servicios negociados son homogéneos.
- Pueden encontrarse, prácticamente en cualquier momento, compradores y vendedores dispuestos a intercambiar los bienes o servicios.
- Los precios son públicos y están accesibles con regularidad, reflejando transacciones con suficiente frecuencia y volumen.
Para aquellos elementos respecto de los cuales no exista un mercado activo, el valor razonable se obtendrá, en su caso, mediante la aplicación de modelos y técnicas de valoración. Entre los modelos y técnicas de valoración se incluye el empleo de referencias a transacciones recientes en condiciones de independencia mutua entre partes interesadas y debidamente informadas, si estuviesen disponibles, así como referencias al valor razonable de otros activos que sean sustancialmente iguales, métodos de descuento de flujos de efectivo futuros estimados y modelos generalmente utilizados para valorar opciones.
Ejemplo de valor razonable
Supongamos que una empresa posee acciones de una empresa cotizada en bolsa. El valor contable de estas acciones se registra en los libros contables al coste original de adquisición, que podría ser de 10.000€. Sin embargo, el valor razonable de estas acciones en el mercado bursátil teniendo en cuenta la cotización actual es de 12.000€.
El valor razonable de 12.000€ refleja el valor actual de mercado de las acciones y es el valor que se utilizaría en la presentación de estados financieros si se aplica el enfoque de valor razonable. En este caso, el valor razonable es superior al valor contable, lo que indica que las acciones se han revalorizado en el mercado.
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José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Colaborador del CEF.-