Los auditores del Tribunal de Cuentas de la UE, el ecologismo y los fondos europeos
Uno de los principales objetivos del Fondo Europeo de Recuperación y Resiliencia (FRR) es contribuir a los objetivos climáticos de Europa y a la transición ecológica en los Estados miembros de la UE. A diferencia de otras formas anteriores de gasto de la UE, los fondos del FRR se desembolsan en función de los hitos y objetivos alcanzados, en lugar de en función del gasto real. Junto con otras deficiencias, los auditores han constatado que este modelo de financiación y el plazo relativamente corto para la aplicación del FRR han puesto en duda que todo el dinero previsto para la acción climática contribuya realmente a la misma.
Para calcular la proporción de dinero prevista para la «acción climática», la Comisión Europea utiliza una fórmula de «coeficiente climático». Las acciones que contribuyen de forma sustancial reciben un coeficiente del 100% , mientras que las que lo hacen de forma «positiva y no marginal», reciben un coeficiente del 40% , y cuando es una contribución neutral o insignificante, un coeficiente del 0%.
Tras la auditoría se concluyó que muchas medidas no estaban claramente definidas y los auditores constataron que su contribución climática estaba sobreestimada en algunos casos. Además, algunos proyectos etiquetados como verdes carecían de un vínculo directo con la transición ecológica tras un examen más detallado. Por ejemplo, a una medida para mejorar la gestión del agua se le asignó un porcentaje de contribución climática del 40% . En realidad, los fondos se gastaron en soluciones informáticas gubernamentales para digitalizar el sistema de suministro de agua, lo que significa que una contribución del 0% habría sido más adecuada. Para evitar estos casos, los auditores de la UE recomiendan que los proyectos relevantes para el clima se evalúen con más detalle y con mayor precisión en el futuro.
Otro problema es que los países presentan en sus planes estimaciones de costes para alcanzar los objetivos de gasto relacionados con el clima que se verifican con anterioridad, pero no después de su aplicación, cuando los costes reales pueden diferir de las estimaciones.
Para resolverlo, los auditores sugieren reforzar los vínculos entre los futuros instrumentos y los objetivos climáticos, y que se recopile y publique una contabilidad completa del dinero gastado.
Fuente: eca.europa.eu