Estado de Flujos de efectivo: finalidad, formulación, obligados a presentarlo y evaluación de la gestión financiera
El Estado de Flujos de Efectivo es una herramienta imprescindible para sacar a la luz problemas financieros, que pueden pasar desapercibidos en los otros estados financieros de obligada presentación, como el balance de situación y la cuenta de resultados.
Este estado financiero se suele denominar estado de flujos de tesorería o estado de cash flow.
Se entiende por efectivo y otros activos líquidos equivalentes, los que como tal figuran en el epígrafe B.VII del activo del balance, es decir, la tesorería depositada en la caja de la empresa, los depósitos bancarios a la vista y los instrumentos financieros que sean convertibles en efectivo y que en el momento de su adquisición, su vencimiento no fuera superior a tres meses, siempre que no exista riesgo significativo de cambios de valor y formen parte de la política de gestión normal de la tesorería de la empresa.
Asimismo, a los efectos del estado de flujos de efectivo se podrán incluir como un componente del efectivo, los descubiertos ocasionales cuando formen parte integrante de la gestión del efectivo de la empresa.
¿Qué es el Estado de Flujos de Efectivo y cuál es su finalidad?
El Estado de Flujos de Efectivo es un documento contable que forma parte de las cuentas anuales que las empresas deben depositar en el Registro Mercantil, según se establece en el artículo 254 de la Ley de Sociedades de Capital.
El estado de flujos de efectivo informa sobre el origen y la utilización de los activos monetarios representativos de efectivo y otros activos líquidos equivalentes, clasificando los movimientos por actividades e indicando la variación neta de dicha magnitud en el ejercicio.
El estado de flujos de efectivo tiene la finalidad de mostrar la capacidad de una empresa de generar efectivo o equivalentes al efectivo, así como las necesidades de liquidez de la empresa debidamente ordenadas en categorías e indicando la variación neta de dicha magnitud en el ejercicio. Las categorías en las que se divide el Estado de Flujos de Efectivo son las siguientes:
- Flujos de efectivo de las actividades de explotación (FEAE). Son fundamentalmente los ocasionados por las actividades que constituyen la principal fuente de ingresos de la empresa, así como por otras actividades que no puedan ser calificadas como de inversión o financiación.
- Flujos de efectivo de las actividades de inversión (FEAI). Son los pagos que tienen su origen en la adquisición de activos no corrientes y otros activos no incluidos en el efectivo y otros activos líquidos equivalentes, tales como inmovilizados intangibles, materiales, inversiones inmobiliarias o inversiones financieras, así como los cobros procedentes de su enajenación o de su amortización al vencimiento.
- Flujos de efectivo de las actividades de financiación (FEAF). Comprenden los cobros procedentes de la adquisición por terceros de títulos valores emitidos por la empresa o de recursos concedidos por entidades financieras o terceros, en forma de préstamos u otros instrumentos de financiación, así como los pagos realizados por amortización o devolución de las cantidades aportadas por ellos. Figurarán también como flujos de efectivo por actividades de financiación los pagos a favor de los accionistas en concepto de dividendos.
El aumento o disminución neta del efectivo o equivalentes será la suma algebraica de los tres tipos de flujos:
Aumento/Disminución neta del efectivo o equivalentes = ± FEAE ± FEAI ± FEAF
¿Qué empresas están obligadas a presentar el Estado de Flujos de Efectivo?
El balance, la cuenta de pérdidas y ganancias, el estado de cambios en el patrimonio neto, el estado de flujos de efectivo y la memoria son los documentos que integran las cuentas anuales. No obstante, el estado de flujos de efectivo no será obligatorio para las empresas que puedan formular balance, estado de cambios en el patrimonio neto y memoria en modelo abreviado.
Estado de Flujos de efectivo: Un indicador de la gestión financiera de la empresa
El Estado de Flujos de Efectivo desempeña un papel fundamental en la evaluación de la eficiencia de la gestión financiera de una empresa, ya que permite identificar señales de alarma y tomar decisiones correctivas.
Gracias a este estado financiero se pueden identificar señales de alarma, como la existencia de déficits de efectivo, lo que puede indicar una mala gestión de los recursos financieros y una incapacidad para cumplir con las obligaciones de pago contraídas por la empresa.
Otra señal de alerta es la falta de liquidez, que se refiere a la incapacidad de una empresa para convertir sus activos en efectivo rápidamente. Esto puede deberse a un incremento en el periodo medio de cobro o una menor rotación del inventario, lo que indica que la empresa tiene problemas para hacer liquidas sus ventas y sus existencias.
El Estado de Flujos de Efectivo también ayuda a evaluar la eficiencia de las actividades de inversión y financiación.
Al analizar los flujos de efectivo relacionados con la obtención y reembolso de financiación, se puede determinar si la empresa está utilizando adecuadamente sus fuentes de financiación, ya que, por poner un ejemplo, un aumento significativo en el flujo de efectivo de actividades procedentes por actividades de financiación puede indicar una dependencia excesiva del endeudamiento.
Gracias al Estado de Flujos de Efectivo la empresa podrá tomar decisiones correctivas encaminadas a mejorar la salud financiera de una empresa. Por ejemplo, si se identifica un déficit de efectivo, la empresa puede temar medidas encaminadas a renegociar plazos de pago con proveedores, mejorar las políticas de cobro de clientes o reducir los gastos no esenciales.
Otras medidas que pueden aportar liquidez a la empresa son convertir activos no necesarios para el proceso productivo en efectivo o reducir los niveles de inventario.
Por lo tanto, el Estado de Flujos de Efectivo además de ser un estado financiero obligatorio para muchas empresas, es una herramienta imprescindible para detectar problemas financieros ocultos y evaluar la eficiencia de la gestión financiera de una empresa. Al identificar señales de alerta como el déficit de efectivo, la falta de liquidez y el flujo de efectivo negativo, se pueden tomar decisiones correctivas para mejorar la salud financiera y garantizar la sostenibilidad de la empresa a largo plazo.
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José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Colaborador del CEF.-