Numeros rojos históricos de El Corte Inglés
El Corte Inglés ha registrado unas pérdidas de 2.945 millones de euros consecuencia de un plan de saneamiento aprobado por el consejo de administración por 2.500 millones para adaptar el valor de los activos a los nuevos hábitos de consumo de los clientes. Las pérdidas meramente operativas fueron de 455 millones.
El grupo, según la presentación oficial remitida a los inversores tenedores de sus bonos aplicó el pasado ejercicio una reducción del valor de sus cerca de 90 centros comerciales de 1.768 millones. Un ‘impairment’, como se conoce en el argot financiero, derivado del aumento de las ventas digitales y la caída de la facturación de los puntos físicos o tiendas. Para hacer frente a esta nueva relación con los clientes y recuperar el valor de los activos inmobiliarios, El Corte Inglés está diseñando un plan de valor añadido para cambiar el uso de aquellos espacios que han sido cerrados, almacenes y 'dark stores', que podrían ser alquilados a terceros.
Junto a este deterioro de los centros comerciales, El Corte Inglés ha rebajado el valor de los inventarios, principalmente la ropa no vendida, en 330 millones. Además, ha hecho una provisión de 150 millones para atender el coste del expediente de regulación de empleo (ERE) para 3.000 personas, así como otros 125 millones para saneamientos de activos fiscales y 135 por riesgo de créditos y litigios.
Sin contar estos extraordinarios, el grupo acabó el pasado curso con unas pérdidas operativas de 455 millones de euros. Las ventas se redujeron en 4.800 millones de euros, un 31,5%, hasta los 10.430 millones, debido esencialmente al cierre permanente de los puntos de ventas ordenados por las autoridades sanitarias, al desplome del negocio de las agencias de viaje (un 89% de caída) y a la ausencia de turistas. La parte positiva fue la facturación 'online', que se disparó un 132%, hasta los 759,7 millones, lo que coloca a El Corte Inglés como el segundo operador omnicanal de España, tras Amazon.
El beneficio de explotación, que en el primer semestre del año reflejó unas pérdidas de 500 millones, acabó en positivo, con 142 millones, gracias a la mejora del comercio en la parte final del ejercicio. La posición de caja fue reforzada, hasta los 3.549 millones, liquidez suficiente para acometer el vencimiento del bono de 500 millones que expira en otoño.
Por su parte, la deuda se incrementó en casi otros 560 millones, hasta los 3.800 millones, debido al crédito exprés de 1.300 millones que la compañía solicitó en abril del pasado año para hacer frente a los primeros estragos del covid-19.