7 razones por las que un contable puede ser más eficiente que un robot
En un contexto en el que hablar de sustitución de personas por robots, disrupción digital, internet de las cosas, realidad virtual, robotización, domótica, industria 4.0, inteligencia artificial, "big data" y cuarta revolución digital, está de moda, romper una lanza en favor de las personas, su buen hacer, su inteligencia humana, sus emociones, su pasión por desarrollarse profesionalmente y hacer un buen trabajo parece un poco arriesgado.
Quizás, debiéramos dejarnos arrastrar por el río del reciclaje, a donde los humanos obsoletos parecen condenados o, en el mejor de los casos, a recibir una renta básica universal.
Pero los que ya tenemos unos cuantos años, tenemos la ventaja de contemplar el pasado, y ver como la profesión de contable no solo no ha desaparecido, a pesar de las múltiples innovaciones, sino que se ha consolidado y enriquecido con la aportación de las nuevas tecnologías.
Se me ocurre pensar que aún más disruptivo que el escenario de la robotización lo fue la popularización del uso de los ordenadores y la aparición de programas de software de contabilidad, que relegaron a las estanterías de las reliquias aquellos libros de contabilidad en los que los apuntes se realizaban a mano y con buena letra. Pero, desde entonces, el número de profesionales que se dedican a la contabilidad no solo no ha disminuido, sino que ha aumentado notablemente.
¿Por qué es difícil que los contables sean sustituidos por robots?
Si bien es difícil, tampoco es imposible que los robots sustituyan a los contables, ya que en esta vida hablar de certezas absolutas más allá de la muerte y los impuestos, que nos decía Benjamin Franklin, es cuanto menos temerario. Es más, la certeza de la muerte ya parece empezar a cuestionarse, ya que según José Luis Cordeiro, profesor en la Singularity University de Silicon Valley, "el progreso tecnológico permitirá acabar con el envejecimiento y en 2045, el hombre será inmortal".
En cualquier caso hay una serie de factores que dificultan que los contables puedan ser sustituidos por máquinas, y son:
- La profesión contable está sujeta a legislación cambiante, lo que supondría que las máquinas tendrían que adaptarse a los cambios normativos, algo complicado, aunque no imposible.
- Todas las grandes corporaciones que utilizan sistemas de comunicación como EDI tienen administrativos y contables en sus organizaciones, a pesar de que EDI permite intercambiar cualquier tipo de documento electrónico (pedidos, albaranes, facturas, inventarios, catálogos de precios, etc.) en un formato normalizado, entre los sistemas de quienes intervienen en una relación comercial, facilitando de esta manera el registro contable de las operaciones. Además, su implantación en las pymes es en la actualidad residual y costosa.
- La diversidad actual en los formatos de diversos documentos contables dificulta la estandarización de las transacciones y su tratamiento digital. Sistemas de digitalización y workflows de aprobación de facturas, si bien han ido mejorando, necesitan en muchos casos la experiencia humana para solventar los problemas que puedan surgir.
- Los ingleses conducen por la izquierda y han votado por el brexit, en el G7 no han conseguido ponerse de acuerdo para tomar medidas contra el cambio climático, los sindicatos y las patronales viven en constante desacuerdo, ¿se van a poner de acuerdo en todo lo necesario para que las máquinas sustituyan a los contables? Quizás en algunas transacciones como los formatos para la importación de extractos bancarios se haya avanzado, pero no parece que se vaya a producir un cambio radical muy a corto plazo. La realidad es que la automatización de determinadas tareas contables, si bien es una realidad en grandes corporaciones, tardará en llegar a las pymes.
- ¿Realmente le interesa a las empresas y sus gestores? Si un robot consiguiera automatizar todas las tareas contables y dar un resultado no manipulable, realmente ¿le interesaría esto a todo el mundo? Si el gerente o determinados mandos intermedios no pudieran cuestionar la información contable, ni manipularla a su antojo, como vemos en los medios de comunicación, que sucede con relativa frecuencia, las empresas verían expuestas sus vergüenzas sin lugar a duda alguna, viendo amenazados sus gestores sus puestos en los casos en los que los resultados no sean los esperados. Un ejemplo similar sería el del uso de dinero en efectivo, ya que la tecnología actual permite su eliminación en los países desarrollados, pero es algo que no parece interesar demasiado, a pesar de que complicaría la evasión fiscal.
- Los humanos, aparte de las necesidades fisiológicas, tienen otras necesidades básicas que implican la relación con otras personas. Las nuevas tecnologías puedan cambiar la forma de trabajar y de relacionarnos, pero parece un escenario un poco gris, aquel en el que el gerente se reúna con sus robots para ver las cuentas de la empresa, aunque puede que al gerente también le sustituya un robot.
- Si bien organismos como la Agencia Tributaria tienen potestad para legislar sobre los plazos de presentación de impuestos, en los que se debe tener cerrada la contabilidad, las empresas entre ellas se retrasan en los envíos de facturas, que en ocasiones hay que reclamar, a lo que se une que ahora, en muchos casos, hay que descargarlas de páginas web, todo lo cual, si bien se podría automatizar, puede resultar complicado y costoso. Se debe, por lo tanto, también analizar el coste y el beneficio de determinadas tareas contables, ya que al igual que a los ordenadores, les cuesta ganar a los campeones de ajedrez, los contables tampoco se lo pondrán fácil a las máquinas, pudiendo ser más rentables y versátiles.
Si bien la fusión de la robótica, las tecnologías de la información y la inteligencia artificial afectarán a la profesión contable, el cambio no parece tan radical como cuando se pasó de llevar la contabilidad con apuntes contables anotados en libros a los programas informáticos contables. La profesión se adaptará, se suprimirán tareas rutinarias, pero todo parece indicar que las profesiones relacionadas con la contabilidad perdurarán, por lo menos durante unas cuantas décadas más, por lo que el CEF.- pone a disposición de los interesados el Curso de Verano de Contabilidad Práctica, una formación práctica para comprender cómo se realizan y formulan los estados financieros a partir de las anotaciones contables.
José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Director Administrativo y Financiero